viernes, 30 de marzo de 2012

Esclavo de su alma

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Ha pasado ya más de una semana desde que esa maldita muchacha me confesó sus pretensiones más oscuras, sus designios más macabros. Cuento las horas que me he pasado encerrado en mi habitación, aislado, desde el momento en que sus carnosos labios se movieron hacia arriba y abajo para proferir los sonidos que acabarían conmigo; no es divertido. Cuando las cuerdas vocales vibraron para destilar las palabras que quebraron mi mente, el cuerpo de vuestro humilde narrador quedó completamente paralizado. Un sudor frío recorrió el cuello. El líquido frío resbaló desde las protuberancias que forman las vértebras hasta la zona donde la columna se esconde hacia dentro. Entiendo su temor.

Seguramente hayáis vivido una situación parecida, a pesar de que la locura se hace cada vez más evidente conforme los segundos se extinguen. Todos hemos sufrido este hechizo, esta maldición que nos obliga a suplicar al viento que traiga los retazos de los susurros del artífice en cuestión.

No esperaba esa construcción de palabras en particular. La fórmula es eficiente si eres un ser cruel y despiadado, pero jamás esta idea se posaría en la mente del bondadoso o del altruista.

Veréis, soy un comerciante enclavado en una pequeña ciudad de paso entre la gran capital de Kilen y el campo de batalla actual: los bosques de Crusiamenta, antaño hogar de artesanos y de artistas itinerantes que iban renovando sus hogares. Estas viviendas eran ocupadas posteriormente por otros individuos de la misma categoría. Siempre viva, Crusiamenta (o la ciudad de lo inesperado) era una concurrida aldea debido a sus inquilinos, pero jamás se dejó de respirar un ambiente de sana tranquilidad mezclada con la dulzura de la bohemia. Hasta ahora.

No me preguntéis por las razones de esta batalla... Soy un ignorante que solo desea pervivir con lo que tiene. Vendo hogazas crujientes y recién hechas, ofrezco ropajes a un buen precio y suelo alquilar una habitación en mi humilde morada por unas pocas monedas de cobre. Soy un hombre humilde y por eso mi nombre no tiene ningún interés.

Ella llegó desde el sur, desde Flagia. Cuando una joven hermosa, con una larga cabellera de azabache y unos ojos grandes y cuyo iris reflejaba la luz más hermosa se presentó ante mi parada. Olvidaba decir que sus ojos eran amarillos como el sol durante el amanecer. En ellos se formaban mariposas que jugaban a superponerse. Su piel era tersa y endurecida por el fragor de la batalla. ¿No he dicho que era una guerrera? Ni demasiado morena ni pálida, era deliciosamente bella. Bajo su armadura ligera se divisaban unos abdominales trabajados y unos brazos y piernas tensos. Parecía ágil, pero no quise comprobarlo. Como aún tengo no más de 27 años, pensé que no era pecado fijarme en ella. Pero la guerrera también era una maga peligrosa.

Annora era su nombre y presentó ante mi un saquito repleto de monedas de plata. Se quedaría unos cuantos días en mi morada pues había llegado demasiado presta al punto de encuentro y sus camaradas llegarían cuatro días más tarde.

Era dura como el acero de su espada, pero sensible como las lágrimas de rosada en el filo de los pétalos de las flores al empezar un nuevo día.
Le conté que una herida grave provocada por un lobo salvaje me impedía manejar un arma sin sentir un dolor insoportable. Ella me relató su carrera profesional. Había asesinado a todo tipo de seres. Debería haber sentido repulsión, pero si esa información es cantada con esa melosa melodía dudo mucho que nadie pueda resistirse.

No voy a contaros qué ocurrió exactamente durante esos días, ya que transcurrieron con total normalidad. Y esa normalidad, esa comodidad a su lado... Fueron el principio del fin.

Cuando llegaron sus fornidos compañeros se acercó a mi y me susurró algo inaudible para el resto.

Me dijo: "Te amo". 

Dicen que la batalla de Crusiamente ya ha llegado a su fin. Se rumorea que ha sido el conflicto más sangriento de la era. Se conoce que murieron más de dos millones de personas, entre ellas críos y madres y padres.

No la he vuelto a ver desde entonces.

El rasgueo de la pluma batallando contra el papel cesó. El infeliz abrió las ventanas de su hogar tras haber dejado constancia de sus penurias. Se disponía a visitar el mundo de los sueños.
En la solitaria Kilen únicamente se oía el rumor del viento, las carretas de los comerciantes itinerantes y los sollozos de un hombre destrozado.

2 Response to Esclavo de su alma

Anónimo
30 de marzo de 2012, 22:03

Uy... veo muchas influencias de el tumor de un hombre sabio...xD

Annora tiene 2 NN como Denna...xD

Me ha gustado Aganhim

Kivi

30 de marzo de 2012, 22:15

Uy, Kivi, cómo te acercas... XD

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